La ansiedad no es una enemiga. Es un sistema de alarma diseñado para protegerte. El problema surge cuando ese sistema, que debería activarse solo en momentos de peligro, se enciende constantemente sin motivo aparente.
La ansiedad como sistema de defensa
Desde la neurociencia, sabemos que la amígdala cerebral desempeña un papel crucial en la detección de amenazas. Cuando percibes un peligro (real o imaginario), se activa una cadena de reacciones: aumento de ritmo cardíaco, respiración acelerada y tensión muscular. Todo esto forma parte de la respuesta de lucha o huida.
Esta reacción, útil en situaciones reales de peligro, puede volverse problemática cuando el cerebro interpreta pensamientos o preocupaciones cotidianas como amenazas reales. Ahí es donde la ansiedad deja de ser adaptativa y se convierte en un problema.
Qué dice la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)
La TCC explica que la ansiedad se mantiene por un círculo entre pensamientos, emociones, sensaciones corporales y conductas. Cuando interpretamos un pensamiento como peligroso (“¿y si pasa algo malo?”), el cuerpo reacciona, y esa reacción física refuerza la idea de que algo grave ocurre.
Ejemplo: si tu corazón late rápido y piensas “me va a dar algo”, esa interpretación alimenta aún más la ansiedad.
La influencia del cuerpo: la visión desde la neurociencia
El sistema nervioso autónomo tiene dos ramas: la simpática (aceleradora) y la parasimpática (calmante). Cuando predominan las señales simpáticas, sientes inquietud, insomnio o tensión. El entrenamiento en respiración diafragmática o mindfulness activa la rama parasimpática y ayuda al cuerpo a recuperar el equilibrio.
Ejercicio práctico
Durante un minuto, lleva la atención a tu respiración. Inhala por la nariz contando hasta 4, exhala por la boca contando hasta 6. Repite tres veces y observa cómo cambia tu cuerpo.
Comprender sin juzgar
El primer paso para manejar la ansiedad es entenderla, no eliminarla. Desde el enfoque de ACT (Terapia de Aceptación y Compromiso), el objetivo no es dejar de sentir ansiedad, sino aprender a relacionarte con ella de forma más flexible. No necesitas apagar la alarma, sino aprender a reconocer cuándo realmente hay fuego.
Cierre reflexivo
La ansiedad forma parte del sistema humano de supervivencia. Comprender su lógica biológica y cognitiva permite desactivar la culpa y abrir espacio para la autocompasión. No es debilidad sentir ansiedad; es una señal de que tu sistema intenta protegerte.
https://www.psyclinic.es/tratamientos-psicologicos/ansiedad/
Pablo Oromendia, Psyclinic.