Aunque la dependencia emocional, por falta de datos experimentales, no está incluida entre los trastornos mentales diagnosticados en el DSM-5, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (American Psychiatric Association, 2013), sí está clasificada entre las “Nuevas Adicciones”, adicciones conductuales, incluida la adicción a Internet, el juego patológico, la adicción al sexo, la adicción a los deportes, las compras compulsivas y la adicción al trabajo.
Los síntomas de la dependencia emocional
Los síntomas de la dependencia emocional reflejan en gran medida los de las adicciones conductuales e incluyen:
- El placer obtenido por el objeto de la adicción (la pareja).
- Tolerancia: la constante necesidad de incrementar el tiempo dedicado a la pareja, al mismo tiempo que se reduce el tiempo dedicado a actividades personales o a interactuar con otras personas.
- Abstinencia: la aparición de emociones negativas intensas, como ansiedad, pánico o depresión, cuando la pareja está física o emocionalmente distante.
- Deseo persistente o esfuerzos infructuosos para controlar la propia relación.
- Buscar la relación, a pesar de la existencia de problemas creados por ella.
En la vida cotidiana, estos síntomas se manifiestan en una amplia gama de comportamientos y actitudes por parte de la persona dependiente:
- Adoptar una postura o tomar decisiones se vuelve difícil y genera intensos sentimientos de culpa.
- Las necesidades de la pareja son prioritarias sobre las propias.
- La autoestima se basa en la aprobación de los demás.
- Reconocer y expresar los propios pensamientos y emociones resulta difícil o aterrador.
- El temor al abandono es tan profundo que la mayoría de las acciones buscan evitar la soledad y el rechazo.
- Se dedica la mayor parte del tiempo a controlar a la pareja.
- Se pasan por alto las consecuencias negativas que la relación tiene en otros aspectos de la vida.
Las características de la dependencia emocional
Las características están estrechamente relacionadas con los rasgos de una personalidad dependiente. Aquellas personas que experimentan dependencia emocional suelen mostrar los siguientes rasgos:
- Sienten una necesidad de que otros se hagan cargo de aspectos importantes de sus vidas. Los desafíos diarios parecen ser obstáculos insuperables y les resulta difícil enfrentarlos por sí solos.
- Les resulta difícil tomar decisiones sin buscar orientación y aprobación de otros
- Encuentran dificultades para discrepar de los demás. Se sienten incapaces de expresar opiniones diferentes a las de aquellos de quienes dependen.
- Experimentan dificultades para completar proyectos o actividades sin ayuda. El miedo a ser percibidos como fracasados por otros los paraliza.
- Experimentan emociones negativas como ansiedad o desesperación ante la idea de estar solos o permanecer en soledad.
- Tienden a asumir la culpa o la responsabilidad por situaciones negativas, incluso cuando no son responsables o no pueden identificar al verdadero responsable. Culparse a sí mismos les proporciona una sensación de control sobre circunstancias que, en realidad, escapan a su control.
- Tienen dificultades para establecer o defender límites y espacios personales.
Círculos viciosos en la dependencia emocional
Las personas que padecen dependencia afectiva suelen tener baja autoestima y creencias disfuncionales sobre sí mismos, arraigadas en un sentimiento de indignidad ("No soy digno de ser amado").
Este estado emocional puede reflejarse en actitudes sumisas y excesivamente complacientes hacia la pareja, como un intento desesperado por mantener la conexión y evitar el abandono. Sin embargo, esta sumisión exagerada rara vez conduce a la satisfacción deseada. Por el contrario, la relación se desequilibra, con la pareja percibida como distante emocionalmente e incapaz de corresponder al afecto de manera significativa.
La falta de reciprocidad emocional refuerza aún más la creencia subyacente de falta de valía, alimentando un ciclo destructivo de autodesprecio y dependencia.