El Modelo ABC es un modelo teórico propio de la Terapia Racional Emotivo Conductual (TREC), formulado por Ellis en 1962 y reformulado posteriormente en 1994.
Se utiliza como herramienta para poder identificar cual es el modelo de funcionamiento del paciente ante situaciones que pueden ser emocionalmente perturbadoras e identificar así creencias irracionales y comportamientos desadaptativos y mantenedores de las dificultades.
Parte de la premisa estoica de que “No nos perturban las cosas que suceden sino la interpretación que hacemos de aquello que nos sucede”( Epicteto, Siglo I d.C).
El modelo consta de tres partes a observar:
La A procede del concepto en ingles Activating Event, y es el acontecimiento activador o la Adversidad: Se trata de la percepción del evento o situación que ha ocurrido y que ha sido el detonante de la perturbación emocional, y este puede ser un hecho externo (ej; problema con pareja) o bien un hecho interno (ej; dolor, pensamiento) puede ser del pasado, del presente o del futuro y puede ser una situación real, o bien una situación imaginada.
LA B procede del concepto en ingles Beliefs System, y es la interpretación, percepción, creencias o pensamientos que se tienen sobre el acontecimiento activador. Las creencias pueden ser racionales o irracionales. Nos referimos a racionales cuando dicha creencia es lógica, empírica y funcional, y suele tener forma de preferencia (deseo o esperanza), aceptación, tolerante y relativista. Mientras que es irracional cuando es mágica, ilógica, y disfuncional, y suele tener forma de exigencia (debería o necesito), condenación, intolerancia y dramatismo.
La C procede del concepto en ingles Consequence, y es la reacción emocional, somática, fisiológica y las tendencias de comportamiento que se producen ante la A. Existen emociones sanas y adaptativas que conducen a comportamientos adaptativos y saludables, y existen emociones insanas o desadaptativas, que pueden conducir a conductas desadaptativas y poco saludables especialmente a largo plazo.
Esta herramienta ayuda a que las personas comprendan que el acontecimiento(A), no es el responsable directo de la emoción(C), sino que es la interacción entre la situación y la interpretación(B) de las personas lo que generará las consecuencias emocionales y conductuales(C).
Este modelo nos ayuda en la terapia a identificar la realidad percibida y construida por el paciente y que inevitablemente está constituida por los valores básicos, las metas, objetivos y las creencias del paciente.
Bibliografía:
L. Lega, F. Sorribes y M. Calvo; Terapia racional emotiva conductual. Una versión teórico práctica actualizada.