Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) constituyen un grupo de trastornos mentales caracterizados por alteraciones persistentes en los comportamientos relacionados con la alimentación y la percepción del peso, la forma o la imagen corporal. Estas alteraciones afectan negativamente la salud física y mental, así como la calidad de vida de quienes las padecen. Además, tienen un efecto significativo en su entorno cercano, por lo que las relaciones interpersonales, la dinámica familiar y el bienestar general de quienes rodean al paciente pueden verse afectados.
A continuación, explicaremos qué son los TCA, cómo se clasifican, los factores que influyen en su desarrollo, las complicaciones asociadas y las necesidades de tratamiento.
Clasificación de los TCA:
La última versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) clasifica los TCA en varias categorías. Para facilitar su comprensión, en esta entrada del blog los agruparemos en formas típicas, que corresponden a los trastornos mejor caracterizados, formas atípicas y otras categorías quizás menos conocidas.
Formas Típicas:
- Anorexia Nerviosa (AN): Se caracteriza por una restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades, un miedo intenso a ganar peso y una percepción distorsionada del propio cuerpo. Esto puede llevar a un peso significativamente bajo y a complicaciones médicas graves.
- Bulimia Nerviosa (BN): Incluye periodos recurrentes de atracones seguidos de conductas compensatorias como vómitos autoinducidos, ayuno, uso de medicamentos o ejercicio excesivo. Se enfatiza la autoevaluación basada en la forma y el peso corporal.
- Trastorno de Atracones (TA): Consiste en episodios recurrentes de atracones sin comportamientos compensatorios posteriores, los cuales suelen generar sentimientos de culpa, vergüenza o malestar significativo.
Formas Atípicas: En estos casos, las personas presentan síntomas característicos de un TCA, pero no cumplen con todos los criterios diagnósticos establecidos. Además, se clasifican como especificados o no especificados, dependiendo de si el profesional clínico decide detallar o no el motivo de dicho incumplimiento.
- Anorexia Nerviosa Atípica: Se observa una pérdida de peso significativa, pero sin llegar a estar por debajo del peso considerado como normativo.
- Bulimia Nerviosa y Trastorno de Atracón de frecuencia baja o duración limitada: Los síntomas de atracones y/o conductas compensatorias no alcanzan los criterios mínimos de frecuencia o duración requeridos para un diagnóstico completo.
- Trastorno por Purgas: Implica conductas recurrentes de purga destinadas a influir en el peso o la constitución corporal, en ausencia de atracones.
- Síndrome de Ingestión Nocturna de Alimentos: Existe una ingesta recurrente de grandes cantidades de alimentos por la noche, acompañada de malestar significativo y/o un deterioro funcional.
Otras Categorías:
- Pica: Conlleva la ingesta persistente de sustancias no nutritivas ni alimentarias, inapropiadas para el nivel de desarrollo de la persona y rechazadas social y/o culturalmente.
- Trastorno de Rumiación: Supone la regurgitación repetida de alimentos, sin que exista una afección médica o gastrointestinal que lo explique.
- Trastorno de Evitación/Restricción de la Ingesta de Alimentos (TERIA): Se manifiestan patrones alimentarios restrictivos motivados por una falta de interés en la comida, aversiones sensoriales o temor a consecuencias negativas. Puede derivar en una pérdida de peso significativa y/o en deficiencias nutricionales.
La vigorexia, caracterizada por una preocupación excesiva por el ejercicio físico y el aumento de la masa muscular, y la ortorexia, definida como una obsesión por comer de manera saludable, aún no tienen una entidad diagnóstica propia.
El DSM-V clasifica la vigorexia como un trastorno dismórfico corporal dentro de los trastornos obsesivo-compulsivos. Por su parte, la ortorexia carece de suficiente respaldo para ser reconocida como un diagnóstico independiente, y se debate si debería incluirse en otras categorías existentes.
Migración Diagnóstica:
Debido a la naturaleza dinámica de estos trastornos, a medida que la enfermedad progresa, es posible que se produzca una migración entre diferentes categorías diagnósticas, como el paso de la anorexia nerviosa a la bulimia nerviosa, o viceversa (Fairburn et al., 2003).
¿Quiénes Pueden Padecer un TCA?
Los TCA pueden aparecer en cualquier momento de la vida. Aunque son más frecuentes en la adolescencia o la adultez temprana, también pueden manifestarse en la niñez o en edades avanzadas. Afectan a personas de cualquier género, orientación sexual, grupo cultural, etnia o situación socioeconómica.
Se han identificado sesgos que podrían contribuir al infradiagnóstico de los TCA en varones. Además, algunos estudios han señalado que los hombres homosexuales pueden tener un mayor riesgo de desarrollar un TCA en comparación con los varones heterosexuales.
Causas y Factores de Riesgo
Los TCA tienen una etiología multifactorial, resultado de la interacción de factores genéticos, biológicos, psicológicos, familiares y socioculturales. No existe una causa única, pero entre los factores de riesgo con mayor respaldo empírico se encuentran:
- Insatisfacción corporal
- Dietas restrictivas
- Presión social e internalización del ideal de delgadez
- Afecto negativo
- Falta de apoyo social
Estas características, circunstancias o condiciones aumentan el riesgo de desarrollar un TCA, especialmente cuando varios de ellos coinciden simultáneamente (Stice et al., 2010).
Complicaciones Asociadas
Los TCA son trastornos graves con repercusiones importantes en múltiples áreas de la salud (Victoria Arija-Val et al., 2022; Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos de la Conducta Alimentaria, 2009):
A nivel físico:
- Malnutrición y deficiencias nutricionales.
- Problemas gastrointestinales, diabetes, enfermedades tiroideas o síndromes de mala absorción.
- Sobrepeso u obesidad, en casos específicos.
A nivel psicológico:
- Alta comorbilidad con trastornos de ansiedad, depresión, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), trastornos del espectro autista (TEA), trastornos de personalidad (como el límite, obsesivo-compulsivo, histriónico, entre otros) y dificultades en el control de impulsos (como la cleptomanía o la tricotilomanía).
- Riesgo elevado de consumo de sustancias, conductas autolesivas, intentos de suicidio y mortalidad derivada de las complicaciones asociadas.
El Desafío del Diagnóstico y el Tratamiento
Los TCA presentan bajos índices de detección temprana e intervención precoz, ya que suelen presentarse de manera sutil, pudiendo pasar desapercibidos durante largos períodos de tiempo. Los pacientes a menudo minimizan su gravedad, lo que dificulta la búsqueda de ayuda y la aceptación de estrategias terapéuticas. Como resultado, estas condiciones pueden volverse crónicas, con un alto riesgo de recaída (Koreshe et al., 2023).
El Papel de los Factores Socioculturales
Estos trastornos están estrechamente relacionados con la cultura de la dieta y el ideal de belleza promovido por los medios de comunicación y las redes sociales. Estas plataformas suelen vincular la delgadez con atributos como el éxito, la independencia y el reconocimiento social, lo que refuerza expectativas poco realistas y favorece la perpetuación de comportamientos dañinos que pueden contribuir al desarrollo y mantenimiento de los TCA.
Conclusión
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria son afecciones graves que no deben ser subestimadas.
Identificar sus señales a tiempo y actuar de manera temprana es fundamental para prevenir complicaciones serias.
El tratamiento requiere un enfoque integral, especializado e interdisciplinario, con una coordinación adecuada entre los profesionales.
Si tú o alguien cercano está experimentando comportamientos asociados con un TCA, buscar ayuda profesional es el primer paso hacia la recuperación.
¿Tienes dudas o necesitas orientación? No dudes en ponerte en contacto con nosotros. En Psyclinic te ofrecemos el apoyo y acompañamiento que necesitas en cada paso del proceso.
Referencias:
American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). American Psychiatric Publishing.
Arija-Val, V., Santi-Cano, M. J., Novalbos-Ruiz, J. P., Canals, J., & Rodríguez-Martín, A. (2022). Caracterización, epidemiología y tendencias de los trastornos de la conducta alimentaria. Nutrición Hospitalaria, 39(spe2), 8-15.
Fairburn, C. G., Cooper, Z., & Shafran, R. (2003). Cognitive behaviour therapy for eating disorders: A “transdiagnostic” theory and treatment. Behaviour Research and Therapy, 41(5), 509-528.
Grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos de la Conducta Alimentaria. (2009). Guía de práctica clínica sobre trastornos de la conducta alimentaria. Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad y Consumo. Agencia d'Avaluació de Tecnologia i Recerca Mèdiques de Cataluña. Guías de Práctica Clínica en el SNS: AATRM Núm. 2006/05-01.
Koreshe, E., Paxton, S., Miskovic-Wheatley, J., Bryant, E., Le, A., & Maloney, D. (2023). Prevention and early intervention in eating disorders: Findings from a rapid review. Journal of Eating Disorders, 11(1), 38.
National Guideline Alliance. (2017). Eating disorders: Recognition and treatment. National Institute for Health and Care Excellence.
Stice, E., Ng, J., & Shaw, H. (2010). Factores de riesgo y patología alimentaria prodrómica. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 51(5), 518-525.