El duelo gestacional y perinatal es una experiencia emocionalmente compleja y profundamente dolorosa que enfrentan muchas parejas en todo el mundo. A menudo silenciado o minimizado, este tipo de pérdida merece una comprensión más amplia y un apoyo compasivo. ¿Qué implicaciones tiene este tipo de duelo y cómo podemos abordarlo desde una perspectiva psicológica?
¿Qué es el Duelo Gestacional y Perinatal?
El duelo gestacional y perinatal se refiere a la pérdida de un embarazo durante cualquier etapa, desde la concepción hasta el período poco después del nacimiento. Esto puede incluir la pérdida de un embarazo temprano, un aborto espontáneo, o muerte neonatal. A menudo, estas pérdidas están cargadas de una compleja mezcla de emociones, incluyendo sentimientos de shock; alta emotividad: rabia, culpa, tristeza; vulnerabilidad, vacío, indefensión; rumiación sobre lo sucedido; evitación social; sentimientos de soledad, ansiedad y desesperanza; Ambivalencia de sentimientos ante una nueva gestación, fundamentalmente de alegría por la nueva gestación y miedo por el temor de volver a perder al nuevo feto; Alucinaciones de dolor (se perciben movimientos fetales o se siente al hijo llorando dentro de la cuna).
La literatura científica más reciente destaca la importancia del apoyo psicológico para aquellos que atraviesan el duelo gestacional y perinatal. Los estudios han demostrado que el duelo por la pérdida de un embarazo o un bebé puede tener consecuencias significativas para la salud mental de los padres, incluyendo la sensación de haber perdido un sueño y un proyecto de futuro, el sentimiento de fracaso biológico y de estima personal, así como la soledad causada por la falta de comprensión del entorno familiar, social y sanitario. Este tipo de duelo, considerado desautorizado, se caracteriza por no ser reconocido socialmente ni expresado abiertamente, lo que dificulta su elaboración y procesamiento emocional.
Cómo acompañar este proceso
- Validar las Emociones: Es fundamental validar y aceptar todas las emociones que surgen durante el duelo gestacional y perinatal, sin juzgar ni minimizar. Permitirse sentir y expresar el dolor es un paso crucial en el proceso de sanación.
- Buscar Apoyo Social: Buscar el apoyo de amigos, familiares o grupos de apoyo especializados puede brindar una sensación de comunidad y comprensión que es esencial para la recuperación emocional.
- Terapia Psicológica: La terapia individual o de pareja puede ser invaluable para procesar el duelo, trabajar a través de los sentimientos de pérdida y encontrar formas saludables de adaptarse a la nueva realidad.
- Honrar la Memoria: En muchos casos, honrar la memoria del bebé perdido puede ser reconfortante y significativo. Esto puede incluir rituales conmemorativos, como plantar un árbol, crear un álbum de recuerdos o participar en eventos benéficos en su honor.
¿Qué podemos hacer o decir? (Extracto de Paneque, 2012)
- No tener miedo de tocar a los padres, el tacto expresa y comunica más que las propias palabras.
- Expresar a los padres que no podemos quitarle el dolor pero sí podemos compartirlo y ayudarlos no dejándolos solos, al menos que no se sientan solos.
- Llamar al bebé por su nombre pues el nombre confiere entidad al feto perdido e indica cercanía y compresión por nuestra parte de su dolor.
- Tratar a la pareja por igual, solemos centrar la atención en la madre porque es la que experimentará el proceso de parto o pérdida de manera física pero los padres necesitan tanto apoyo como las madres.
- Estar disponibles: para oír, ayudarles a manejar la situación con los familiares, prestar asistencia como alivio del dolor físico.
- Digan “lo siento” sobre lo que les ha pasado y sobre su dolor.
- Aceptar los cambios bruscos de humor.
- Permitir a los padres hablar del bebé cuando lo necesiten.
- Ante mortalidad neonatal precoz o tardía asegurar a los padres que hicieron todo cuanto estuvo en sus manos y que recibió el mejor cuidado posible.
- Los familiares y amigos deben saber que es aconsejable que los inviten a salir, deben entender que rechacen la oferta o cambien de opinión en el último momento pero aún así es importantes seguir invitándolos a salir otras veces.
- Es importante decir frases como: “Me imagino cuánto querían a este bebé”, “No me molesta que lloren”, “La verdad, no sé muy bien qué decirles”
Qué intentar evitar (Extracto de Paneque, 2012)
- No pensar o decir que la edad gestacional determina el valor o impacto en la familia; diversas teorías apoyan la idea de que el vínculo comienza mucho antes del proceso de nacimiento a través de un proceso cognitivo en el cual la madre otorga al feto simbiótico la condición de neonato.
- No evitarlos por nuestro propio sentimiento de impotencia o de incomodidad pues la evitación genera más sensación de ansiedad y culpa en el propio profesional.
- No cambiar de tema cuando ellos mencionen el bebé. Que nosotros nos sintamos incómodos hablando de su bebé fallecido no significa que a ellos les ocurra lo mismo, los padres necesitan expresar su dolor.
- No presionar a los padres durante el proceso de luto, lleva mucho tiempo saldar heridas.
- No invitarlo a consumir alcohol o drogas, estaríamos fomentando una conducta de evitación y retrasando el afrontamiento de la pérdida.
- No preguntar cómo se sienten si no están dispuestos a escuchar.
- No digan que saben cómo se sienten si no han pasado por algo similar.
- No debemos decir frases como: “Lo mejor es que tengan otro”, “Ha sido voluntad de Dios”, “Por lo menos no lo conocieron, hubiera sido peor más adelante”, “En realidad no era un auténtico bebé”, “Sé valiente y no llores”. Todas estas frases incrementan la sensación de “duelo desautorizado” y no los ayuda a elaborar un núcleo adecuado y efectivo para que tengan un duelo sano.
Aunque el duelo gestacional y perinatal puede parecer un túnel oscuro y sin fin, es importante recordar que hay luz al final del camino. Con el tiempo, el dolor agudo puede dar paso a una sensación de aceptación y paz. Las parejas que atraviesan este tipo de pérdida tienen una resiliencia increíble y, con el apoyo adecuado, pueden encontrar esperanza y renovación en el futuro. Al reconocer la complejidad de estas emociones y buscar el apoyo adecuado, es posible sanar y encontrar una nueva forma de seguir adelante. Recordemos siempre la importancia de ser compasivos y comprensivos con aquellos que están enfrentando este tipo de pérdida, y brindarles el apoyo que necesitan para navegar por este difícil viaje hacia la sanación.
Bibliografía:
Fernández-Alcántara, M., Cruz-Quintana, F., Pérez-Marfil, N., & Robles-Ortega, H. (2012). Factores psicológicos implicados en el duelo perinatal. Index de Enfermería, 21(1-2), 48-52.
Caro, E. G. (2019). Duelo gestacional y perinatal, una realidad silenciada. Anuario Psicoloxía e Saúde: Revista Oficial da Sección de Psicoloxía e Saúde do COPG, (12), 135-146
Paneque, M. (2012). M. Duelo perinatal: atención psicológica en los primeros momentos. Revista Científica Hygia de enfermería, (79), 52-55.
Ruiz Segovia, N., Rodríguez Muñoz, M.F. (2019). Pérdidas en el período perinatal. En María de la Fe Rodríguez Muñoz (Coord.), Psicología perinatal: Teoría y Práctica. Ediciones Pirámide. ISBN digital: 978-84-368-4111-4