La recuperación de la adicción emocional, al igual que con otros tipos de adicciones, es un proceso complejo que puede llevar tiempo en ciertos casos.
Los requisitos esenciales para esta recuperación incluyen el reconocimiento de la dependencia propia, la comprensión de las consecuencias pasadas y potenciales en el futuro, y la voluntad de emprender un proceso de cambio.
Todo esto demanda una dosis inicial de coraje, ya que, en la mayoría de los casos, implica poner fin a una relación disfuncional y comenzar a gestionar la separación.
- Aceptar la soledad y reconocerla como una oportunidad para reflexionar sobre uno mismo y aprender de los propios recursos.
- Recentrase en uno mismo: atribuir el valor adecuado a nuestras ideas, emociones, objetivos y sensaciones, reconectándonos con lo que realmente importa para nosotros. Es fundamental aprender a escucharnos, comprender nuestros verdaderos intereses y cultivarlos sin comprometerlos constantemente para satisfacer a los demás.
- Trabajar en la autoestima: La autoafirmación ayuda a la persona dependiente a comprender que su propio criterio es tan válido como el de los demás, lo que le permite establecer límites y hacer respetar su espacio personal. Una autoestima sólida altera las prioridades: permite tomar decisiones conscientes, eliminando la tendencia a conformarse para evitar la soledad.
- Aprender a gestionar las emociones típicas de la dependencia emocional, como el sentimiento de culpa, la vergüenza y el miedo al abandono, implica reemplazarlas con nuevos recursos internos, como la confianza, el autoconocimiento y el amor propio. El adicto emocional a menudo experimenta vergüenza y culpa por su comportamiento, incluso cuando no hay razones objetivas para sentirse así. Se culpa a sí mismo por cualquier problema que surja en la relación con su pareja, convenciéndose de que es la causa de todo. Este sentimiento de culpa es una característica común de la dependencia afectiva y puede llevar la persona a someterse cada vez más a su pareja en un intento de expiar sus supuestos errores. La vergüenza, por su parte, lleva al individuo a desvalorizarse completamente, generando sentimientos de desprecio y rechazo hacia sí mismo. Esto, a su vez, aumenta el sentimiento de culpa y crea un círculo vicioso de emociones negativas.
- La terapia cognitivo conductual para la dependencia emocional
La terapia cognitivo conductual para la dependencia afectiva consta de diferentes fases:
Evaluación y formulación del caso: Terapeuta y paciente exploran la historia de las relaciones pasadas y presentes, identificando los eventos que contribuyeron al desarrollo de creencias fundamentales de no ser amado y, en última instancia, de dependencia emocional como un medio para llenar ese vacío y compensarlo. Durante esta fase, se establecen objetivos a corto, medio y largo plazo, y se crea una red de apoyo que incluye personas de confianza que pueden ayudar al paciente, especialmente durante las primeras etapas de la abstinencia.
Conceptualización del caso: Concienciar al paciente sobre su trastorno, sus dinámicas y los círculos viciosos que se establecen representa un paso hacia el reconocimiento de los mecanismos de la dependencia, fundamental para comprender cómo manejar posibles recaídas. Se enfoca en la reestructuración de creencias disfuncionales sobre el propio valor, y en la gestión de emociones relacionadas con el miedo a la soledad, el rechazo y el abandono. El terapeuta también ayuda al paciente a ajustar expectativas poco realistas sobre las relaciones.
Entrenamiento en asertividad: Reconocer y expresar las propias necesidades y emociones contribuye a construir una mayor autoestima y autonomía, manteniendo al mismo tiempo relaciones saludables con los demás. La terapia implica intervenciones directas dirigidas a romper viejos patrones de comportamiento, como iniciar nuevas relaciones sin reconocer las propias necesidades o ignorar señales de comportamiento abusivo por parte de la pareja.
Aceptación y gestión de emociones dolorosas: Una vez que la relación terapéutica se ha fortalecido, el enfoque se centra en este aspecto crucial de la dependencia emocional. Sentimientos como la culpa, el remordimiento o la vergüenza, que han sido negados durante mucho tiempo, salen a la luz y se aceptan como parte integral de la persona en el momento presente.
En algunos casos, la terapia cognitivo-conductual puede integrarse con técnicas de Mindfulness, que son útiles para manejar la rumiación sobre relaciones pasadas o presentes, fomentando la conciencia de las propias emociones y una actitud compasiva hacia uno mismo.
